jueves, 22 de noviembre de 2012

Trauma por suspensión

Cuando se estudia la atención en salud para el contexto de las operaciones de rescate con cuerdas, debemos estudiar el trauma por suspensión. No podríamos afirmar que debe ser el primer tema a estudiar. Pero definitivamente, no puede ser el último.


Se debe empezar por entender que el trauma por suspensión es una forma de trauma que puede presentarse en todo aquel que porte un arnés y se encuentre en suspensión. Por lo tanto, son susceptibles de sufrirlo tanto el rescatista como el rescatado.


El trauma por suspensión puede presentarse a partir de los primeros 10 minutos de iniciado el periodo de suspensión. No tiene síntomas tempranos que permitan detectarlo. Sus síntomas pueden ser fácilmente confundidos con: agotamiento, deshidratación, estrés, excitación o golpe de calor. Las náuseas, las piernas adormecidas, la diaforesis y el sincope son los síntomas más comunes de este tipo de traumas. Luego, vienen la hipotensión, el colapso circulatorio y venoso, y finalmente la muerte. A pesar de que el deterioro es progresivo, los signos evidentes mediante los cuales se pueda evidenciar, se presentan de manera tardía. Es por esto que se debe desarrollar la habilidad para diferenciar cuando estamos a punto de sufrir trauma por suspensión y cuando no.

El trauma por suspensión puede ser llamado también "shock orteostático mientras se está suspendido" o "síndrome de caída de arnés (HSS)". 

Es importante reconocer la diferencia entre el shock orteostático y la intolerancia orteostático. Parecen lo mismo pero no lo son. El shock orteostático es el proceso fisiológico de falla sistémica del cuerpo cuando se ha sufrido el deterioro por intolerancia orteostática y en donde el cuerpo no ha logrado la compensación adecuada. 

La intolerancia orteostática comprende todo el ciclo de respuesta del cuerpo, ante la acumulación de sangre en las extremidades inferiores, cuando no existe la posibilidad de un retorno venoso adecuado por tiempo prolongado. Cuando el organismo detecta un retorno venoso irregular, eleva la frecuencia cardíaca (mayor gasto cardíaco) y aumenta la frecuencia respiratoria. Cuando no encuentra una respuesta adecuada para oxigenar todos los órganos y regular su retorno venoso, comprime las venas y reduce su frecuencia cardíaca para evitar fatiga del musculo cardíaco. La persona pasa de una hipertensión a una hipotensión. Esta falta de oxigenación puede llegar a producir: perdida de conciencia, letargo, falla renal y el colapso.  También existe la posibilidad de aumento de toxinas en la sangre represada en las piernas. Pequeñas cantidades de toxinas están presente normalmente en las venas y están son llevadas a lugares seguros para el organismo gracias a la circulación. Sin la acción de los musculares (bombas naturales), estas toxinas permanecen en la sangre represada y comienzan a acumularse en cantidades potencialmente peligrosas. Estudios anteriores al 2002 recomendaban que la victima de suspensión debía ser colocada lentamente en posición horizontal para evitar un sobre flujo de sangre (retorno masivo de sangre y paro cardíaco). Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado que no es necesario dar espera para posicionarlo de manera vertical para regular el retorno venoso.

No olvidar que la muerte también puede ocurrir algún tiempo después del rescate, debido a la insuficiencia renal. Esta falla renal puede ser causada por la falta de oxígeno en la sangre que va a los riñones durante toda la suspensión y el tiempo requerido para el rescate.

Se debe tener en cuenta que la intolerancia orteostática puede agudizarse si hay presente patología de base como: Enfermedad respiratoria o cardíaca, o por condiciones simultáneas a la suspensión, como: fracturas, lesiones que producen sangrado, fatiga, deshidratación, hipotermia, dolor y pánico.   

jueves, 15 de noviembre de 2012

Repitiendo la "S" de seguridad al final

En todas las escuelas y centros de entrenamiento, así como también en todas las capacitaciones comunitarias, siempre se ha establecido que las 3 S's (las tres S) de Seguridad, eScena y Situación se aplican desde el primer momento que participamos en un incidente para determinar el QUE, DONDE y CÓMO.

Sin embargo, cuando hablamos de las operaciones de rescate en general, generamos un cambio al involucrar la S de seguridad al final de toda la intervención. Es decir, aplicamos la seguridad cuando ya nos estamos retirando. Para quienes no parece claro u obvio, deben recordar que las escenas han sido ajustadas para permitir la operación de rescate o la atención de las victimas. Esos ajustes pueden convertirse en riesgos, tanto para las personas que permanecerán en el lugar del incidente después de que todo ha terminado, como para aquellas personas que presenciaron toda la atención y pretenden reproducir (a manera de película) todo lo que el personal de emergencias realizó.

Si revisan en sus comunidades, les aseguro que encontrarán al menos una historia de un niño o un joven (generalmente son siempre ellos) que murió accidentalmente en un lugar de un accidente al intentar manipular el vehículo o bajar por una pendiente, como lo hicieron los rescatistas. También encontrarán historias en donde, nuevamente un niño o un joven, sufrió lesiones graves al intentar salir por una ventana como lo hicieron los bomberos o el personal de emergencias.

Sin pretender generar acusaciones, muchos de estos accidentes pudieron ser evitados si se hubiese asumido la S de seguridad justo antes de abandonar la escena, para mitigar todos los posibles riesgos de accidente que pudieran generarse. Si ya les quedó clara la justificación del porque hacerlo, debe surgirles entonces la nueva pregunta acerca de "que debe hacerse con esa S".

La demarcación y delimitación de las áreas no es suficiente. Las cintas de seguridad y las barandas ya no son respetadas como antes. Es necesario realizar acciones adicionales como: la estabilización de vehículos volcados, corte de arboles parcialmente caídos, estabilización de estructuras a punto de colapsar, destrucción de puntos de anclajes temporales, implementación de seguridad física presencial, entre otras, son algunas de infinitas medidas que pueden aplicarse.

Como conclusión final, debemos empezar a involucrar dentro de nuestros procedimientos la S final. Pónganle el nombre que más les convenga y les permita fortalecer el sentido de seguridad y responsabilidad. Si no aplicamos estas medidas de seguridad, nadie más lo hará. Si no lo hacemos, podemos lamentarlo después.